domingo, 21 de octubre de 2012

Transformer

La Moños-Fale.T
De la rutina insípida de su oficina a la frenética excitación de la pista de baile sólo pasaban un par de horas. El tiempo suficiente para subirse en aquellas plataformas de inverosímil equilibrio, ajustar  su cuerpo en un universo de lentejuelas  y  elegir el color de la peluca que siempre combinaba con la estación del año.

Llamativa y exuberante, segura de sí misma, comenzó su actuación, como cada viernes, al ritmo de temas clásicos de música disco que intercalaba con monólogos impregnados de humor y crítica social envueltos en su voz bronca y bizarra.
Aquella noche por fin, su familia entendió qué era para Papá el pluriempleo.

Pasaré por tu cadáver

Medea-Fale.T
De la rutina insípida de su oficina no quiso salir nunca. De hecho, él mismo lo confesaría años atrás, ante un jurado popular.
-Jamás abandoné mi silla giratoria con ruedas, la máquina de hacer agujeros regalo del Consejero Delegado y fundador de la empresa, la grapadora americana regalo del subsecretario, mis cuadernillos a cuadros con margen izquierdo o mi inseparable juego de bolígrafos en tres colores: rojo, verde y azul.
Hasta aquel día-continuó.
-Y sí. Utilicé el abrecartas con mango de  espada y hoja de acero templado y endurecido por precipitación para rajarlo. Para mi sólo era el nuevo y la crisis también me había cercado. 

Paella Letal

Pimienta y Azafrán-Antonio Moreno
Con esa exactitud tan característica de la ciencia elegí meticulosamente los ingredientes.
No consulté manual alguno ni busqué por Internet aquellos que podían ser mortales con sólo inhalarlos.
Puse agua a hervir y al mismo tiempo, a fuego lento, maquiné un sofrito  rabiosamente picante que ocultaría el verdadero sabor de la muerte bajo la capa de guindillas, vertí una lluvia de granos de arroz sobre el puf puf humeante, aparté el caldo con colorante y lo añadí lentamente, coloqué la paellera en el centro del fuego para que el calor se repartiera de manera equilibrada.
Veinte minutos y todos tendrían en sus labios el sabor acre de la muerte.

Indultado

Toro-Fale.T
Con esa exactitud tan característica de la ciencia fui creado. Mis padres aportaron su genética y el resto germinó entre calibradas pruebas de ingeniería molecular para conseguir la bravura perfecta y la dignidad de la muerte.

Y ahí estábamos los dos, frente a frente, él plantado en la puerta de chiqueros con la intención, seguramente, de lanzarme una larga cambiada, dispuesto a todo para conseguir la salida triunfal por la puerta grande. 

Yo, por mi parte, preparado para arrancar en cuanto él me citara, sin dejarme amedrentar por el ambiente, listo para embestir, tensando las patas y pisando fuerte sobre la arena sin dejar de mantenerle la mirada.