sábado, 19 de julio de 2014

Falsas Apariencias

Había pasado tiempo desde el empujón que desencadenó todo. Ella metió la llave en la cerradura con miedo a encontrar algún objeto que hubiera cobrado vida, pero todo estaba inmóvil, frágil, como a punto de quebrarse. Él aún tenía llaves, podría haberlo encontrado, inesperadamente, en el salón,  sentado, con la cabeza entre las rodillas, llorando arrepentido por haberla tirado de la escalera y provocar la pérdida de un bebé no deseado.
Sólo los huecos de la estantería y el espacio vacío de la mesilla donde faltaban sus libros mostraban, paradójicamente,  signos de vida.
Él erraba de una pared a otra de la habitación del hotel donde se ocultaba desde aquella noche. Vivía enjaulado, se castigaba bebiendo, fumando y tomando pastillas a todas horas. Insistentemente, con la obstinación enfermiza que uno se ata a las cosas que le perjudican. Esperando tener el valor suficiente para terminar con su vida.


Los dos sabían que no había sido un accidente fruto de la acalorada discusión. Él había dado una patada a la escalera mientras ella subía.  En el suelo todavía, la foto de su boda atravesada por cristales y en el techo aún, el cable arrancado del que ella quiso colgarse.

Nota: Participación en la web ENTC (Esta noche te cuento) Tema del mes : "...En Aquel Hotel de carretera"