miércoles, 7 de octubre de 2015

El coste de la virtud



El puñetero ojo de la cerradura se atascaba un poco pero con el tiempo iría más suave, le dijo, y bien pensado, lo haría más invulnerable a los  atrevimientos lascivos de algunos de sus enemigos y él podría marchar a la guerra y a sus conquistas con la tranquilidad de que su bella esposa no sería violada ni ultrajada.  
Los celos desaparecerían y la honra de su mujer sería respetada eternamente.  Dudó un instante, lo miró fijamente a los ojos pero acabó por entregar la llave al orfebre para que le tomara las medidas exactas a su dulce esposa

8 comentarios:

  1. Ay el orfebre! Como siempre, querido Manuel.

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  2. Debió ser duro llevar un cinturón de esos u demasiado injusto. Lo que es justo decirte es que tu micro me ha parecido muy original y bueno.
    Besicos muchos

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    1. Gracias guapa, el orfebre seguro que sabe liberarla.Abrazos

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  3. El hombre quiere ir a la guerra tranquilo, el problema es que tarde años en volver, o no regrese, o se pierda la llave, pobre mujer.
    Muy buen "despojo", Manuel
    Un abrazo

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    1. Querido Ángel creo que la pobre mujer no estará tan sola jeje.
      Abrazos

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