viernes, 11 de diciembre de 2015

Rutinas

Vuelven a ser invisibles y no porque dejen de existir o se diluyan en otra dimensión,  sino porque  yo dejo de verlos. Con el tiempo, ocurre con todo en la vida, es inevitable, pierdo el interés y aparece la penumbra: primero fueron las muñecas, luego las intimas amigas y las discotecas, los primeros novios o las compañeras de trabajo y sus maridos. Con los años, también se eclipsó parte de la familia. Los hijos también se vuelven inexistentes,  y ayer mi marido dijo que ni lo miro. Yo solo distingo una silueta inmaterial y transparente sentada en el sillón de siempre.

6 comentarios:

  1. Al final va a ser cierto que no hay ilusión que resista al paso del tiempo, igual es que hay que ir inventándose otras nuevas sobre la marcha.
    Muy buen Rec, maestro Montesinos.
    Un abrazo

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    1. Hola Ángel, gracias por la visita siempre estás ahí, gracias. Y cierto todo llega a cansar jaja. Abrazos

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  2. Demoledor por real. Interesante que adquieras la perspectiva femenina.

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    1. D.Miguel gracias pro la visita es fácil cambiar de perspectiva cuando se trata de sensaciones tan comunes como el desinterés y el aburrimiento en la vida cotidiana. Abrazos

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  3. Me resulta intenso lo paulatino de esta rutina que va robándose todo lo que importa... aplausos!

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    1. Gracias Mónica por pasarte por aquí y sí es cierto casi todo se va abandonando y siempre estamos ávidos de cosas nuevas.

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