domingo, 9 de abril de 2017

La intensa atracción de lo cotidiano

Sólo le quedaba un cigarrillo y se lo fumaría después de hacerle el amor por última vez. Dejaría ambas cosas al mismo tiempo, lo tenía decidido. Su adicción al tabaco la sustituiría por los parches de nicotina y el deporte. A ella por su nueva y joven amante con la que el sexo no era ni fatigoso, ni arrastrado, ni como el café con leche de todas las mañanas con dos terrones de azúcar.

El sonido de la llave abriendo la puerta, los gritos de los niños y el “hola cariño, ayúdame con las bolsas” lo sobresaltaron y sin pensarlo dos veces encendió el pitillo.

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