Montesinadas: Cuentos de Liliput

Habría cogido alguna vez un hilván , pero esto era otra cosa. Unir todas aquellas partes de los cadáveres intentando que no pareciera...

De un certero bocado le arrebató el pincel y de paso, se llevó media mano entre sus fauces sanguinolentas. Había escapado del lienzo y se ...

No era el mar pero se le parecía . La enorme masa de agua se extendía hasta el bosque infinito. El viento levantaba olas diminutas que rompí...

— Cuando se prendieron las cortinas de la cocina quedaron trozos de tela adheridos a su piel. “Aparta la sábana joder” —Intentó despega...

El lápiz con el que ella, cada mañana, se lo dibujaba  entre lágrimas, en su consulta, un ser a veces sin cabeza, otras sin manos y siemp...

Cuelgan de las cuerdas de la del quinto un sol de grandes dimensiones con ojos y sonrisa, bolas de papel, que simulan planetas ingrávidos, ...

Aquel día de verano de 1945 con el escaso dinero que había ganado con la venta de su último cuadro compró una casa en el bosque. Se alejó d...

Por qué demonios sus dueños los han abandonado en ese inhóspito lugar  de la razón que produce monstruos. He decidido recogerlos y hacerlo...

Abandonan, primero uno y luego el otro, la habitación del hotel a paso ligero,  sin volar, tal y como aprendieron durante el curso para dese...

El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas por el aceite lubricante, pero de un golpe certero hizo estallar  la pan...