Montesinadas: Cuentos de Liliput

El despertador da las instrucciones: abrir los ojos, aunque los dos llevan un buen rato desvelados. Girarse ambos para adoptar la postura de...

Yo no estoy loco, solo tengo mala suerte, y aunque así fuera, ¿quién no lleva alguna locura dentro? También puedo definirme como osado, aven...

La cena fría, tirada con desgana sobre la mesa sucia, como ayer, y antes de ayer. No se atrevió a tocar nada. El galope de los caballos coce...

Un traje de buzo del siglo XIX, utilizado en varias escenas de 20.000 leguas de viaje submarino del que sólo se conservaba, en buen estado,...

Como todos, ella también había sido persona antes que víctima. Había disfrutado de una vida feliz a ratos. Nadie la maltrató en su infancia...

A ver los papeles, le requirió dentro del vagón del metro. “Tenía que haber ido andando, todos me  lo advirtieron” Claro que sí, en la c...

Madre quedó pronto viuda.  A mi padre lo arrasó un tractor sembrando el terror entre los bancales y  quedó semienterrado de tal forma-mágic...

Los muertos que vagamos por los fondos marinos somos personas normales que intentan llevar un retiro tranquilo. Con un ojo abierto a la v...

Entre canción y canción, el locutor narra pequeñas historias y  acentúa la dedicatoria: “Con todo mi amor para Mario. Juntos muy pronto. Mar...

De aquella dulce chica que conocí en las vacaciones de 1940 ya nada quedaba. Yo tampoco era el mismo. Cada mañana pensaba que el futuro se ...

Se abre el telón: una cortina pesada y polvorienta, agujereada por la metralla de los combates de la madrugada que las fuerzas leales consi...

¿Qué por qué hago esto? Me preguntas. Pues porque te quiero, mi amor. Porque es tu cumpleaños y es mi manera de darte una sorpresa. ¿Qué por...

Cuando se presiente la alborada y los pies se resisten entumecidos a posarse sobre el escarchado suelo en la fría e inexpugnable celda,  los...

Chun chun,  chun chun, chun chun, chun chun. Y no soy capaz de dar un paso más. Allí me quedo, petrificado, en la orilla con un nudo en ...

Cuando María Fuensanta Desiderata Nuño, dueña y señora de la nieve del paraíso, vio el cadáver de su hijo, a la puerta de palacio,  perdió...

Escribió la carta de su puño y letra, la introdujo en un sobre ribeteado de cuadrados azules y rojos con un sello estampado en color índ...

No me gustó que me llamara “sintagma nominal”. Me lo soltó con ufanía atirantando el sonido fricativo característico de su dialecto.  Que...

Sólo cumplo órdenes, debo acabar la misión-me grita- elegí estar dentro de la trinchera, quiero dejar de ser un hombre sin identidad, un l...

Especialmente dedicado a mi querida amiga Puchi y a todas las actrices que como ella, lo son, pese a todo. “¡A escena en quince minutos...

Te amaré toda tu vida, es más, te amaré toda mi vida Princesa, me gusta llamarte así. Recuerdo la primera vez que te vi con la altivez sober...