
Sobre la mesa, un cuenco con anís estrellado de Phnom Penh, láminas de jengibre de la India y agua turbia de los frondosos arrozales del río Mekong.
Cuando me señaló el pequeño y oscuro altar repleto de cestos y bandejas a los pies de Buda, le advertí que no tenía nada que ofrecer. Lanzó las láminas de jengibre al cuenco intentando leer su significado. Los efluvios del sándalo me despertaron un calor asfixiante, y un deseo lúbrico por poseerla. Huyendo de mi mirada primitiva, se fue desplazando hacia la imagen de Buda. La seguí, intentando esquivar las cestas y cortarle el paso, pero en la oscuridad no distinguí el pozo donde me esperaban cientos de serpientes ávidas de ofrendas.
Nota: Relato a la limón con Juan Antonio Morán (JAMS) el hacedor de la maravillosa web de microrrelatos Esta Noche Te Cuento con el que tuve el placer de escribir a medias este relato que participó en Relatos del Millón.