A
grandes zancadas sobre las olas corrían veloces sorteando los cadáveres de aquellos seres que nunca
estuvieron dotados para la huida y que, atrapados por jarcias de algas, quedaron
varados en una trampa acuática y vegetal.
Los que aún luchaban por alcanzar un espacio en la
sentina, alargaban el vuelo de su paso sobre la espuma centelleante, vadeaban
rocas, coceaban a barlovento y saltaban anclando
una huella húmeda en el rompiente.
Otros, animales y humanos, que por edad,
quedamos mermados de derechos sociales, rendidos, observamos, al abrigo de la playa, como el
profeta se alzaba en la proa del arca y engrandecía su figura antes zarpar.
Notas: Con este micro me lanzo este inicio de temporada en REC. (Relatos en Cadena de la SER).