
Una muñeca imitación perfecta, a escala real, de la niña de
El Exorcista, la pequeña Regan, con la cabeza completamente del revés vomitando
el mal que la aflige.
La silla de Emmanuel en la que, en más de una ocasión, se
hubiera masturbado de haber sentido tieso el mimbre y la pastilla de jabón, que
compró finalmente en el anticuario porque la mantequilla, ni siquiera la
francesa, dura tanto tiempo.
Apuesta para la primera fase del concurso de ENTC la Copa