
Las corrientes oceánicas nos abandonarán en alguna playa exótica y desconocida donde el calor nos convertirá en vapor de agua. Viajaremos entre nubes hasta las montañas y, convertidos en una pertinaz lluvia, nos dejaremos caer sobre un río cristalino que nos revolverá en su torrente hasta la desembocadura. El mar nos acogerá y una nueva ola, parecida a la que nos rapto saltará hasta el muelle y nos volveremos a besar.