
Realizaba su trabajo ataviado con una escrupulosa gabardina beis y una gorra de cazador de zorros. Mantenía la costumbre de fumar en pipa, lo que daba cierto porte al restaurante, iba armado sólo con su lupa y ante cualquier comentario diario
-No lo aparques muy lejos Ernesto.
Contestaba con frases grandilocuentes.
-Elemental querido Watson-y recogía solícito la propina.
Un personaje de la Inglaterra victoriana tratando de adaptarse a este loco mundo nuestro. Se ve que la enseñanza en esa agencia de detectives era más bien clásica. Original y simpático.
ResponderEliminarUn abrazo, Manuel
Ángel un abrazo y gracias como siempre por tus atentas visitas.Abrazos
ResponderEliminarMajete y servicial. Qué menos se puede esperar de un buen restaurante. Me gusta tu detective.
ResponderEliminarMi amigo Muriel siempre a mi lado, gracias Nachete por entrar aquí después de tanto y tanto tiempo, muchas gracias.
Eliminar