Las palabras obligadas en esta ocasión eran: desamparo, aguja, tutela, ecléctico, civil.
A ver qué pasa.
La primera vez que ocurrió tuve una amarga sensación de
desamparo. Ella era mucho más fuerte que yo; pero no le tuve nunca miedo. Hasta
entonces, su corazón no había dado síntomas de tanta aridez: algún insulto,
alguna humillación en público... ¡Seguro que lo merecía!
Nos casamos por lo civil de traje inmaculado, modernas y elegantes y el juzgado se llenó de
locas, gays, periodistas y cámaras de televisión, aunque mi ilusión, como cristiana,
era casarme en la ermita de mi pueblo, vestida de novia y bajo la tutela de mi Virgen.
La segunda vez fue con el puño cerrado, me partió la
nariz. La tercera lo intentó, no tuvo tiempo, cuando me levantó la mano le
clavé la aguja en el corazón.
Ahora, quiero la ayuda de su ecléctico equipo de
abogados. Nos separaremos de mutuo acuerdo, como una pareja homosexual cultivada.
Ella seguro que ya tiene poco que decir.
Maestro Montesinos, esta pareja cultivada tiene actitudes muy cívicas, por lo que observo, lo que la iguala al resto de parejas. Muy atinado el ojo sobre el delito y no sobre el autor.
ResponderEliminarFelicidades
Juan M
Gracias como siempre, incesante perseguidor de W.Jaramillo, espero con impaciencia tus actualizaciones y nuevos episodios.
ResponderEliminarUn saludo estrecho JM