miércoles, 22 de marzo de 2017

Contamíname

Se asomó sola por la escotilla para ver amanecer sin el equipo de seguridad. Era consciente del riesgo que corría su vida si salía del búnker, pero necesitaba sentir en su rostro una mínima brisa, aunque ésta, estuviera cargada de millones de partículas de alto poder destructivo.

No quería perderse el espectáculo de la última salida del sol cuyos rayos, como habían pronosticado los informativos antes del apagón, debían ser ya un potente arsenal radiactivo. Y sobre todo, como todos los días anteriores a la catástrofe, necesitaba comprobar el estado de su amor, al que con toda seguridad, la explosión le cogió haciendo sus malabares al pie del semáforo.

1 comentario:

  1. Genial. Doloroso y tierno.
    Sorprendente.
    Me lo voy a volver a leer un par de veces más, ya te digo.

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