A
grandes zancadas sobre las olas regresaban los inmortales griegos conducidos por Ulises, ebrios de victoria y embistiendo a su paso a
decenas de cronopios y famas que luchaban por su vida asidos a las tapas duras
de su primera edición. Ni siquiera el famoso hidalgo y su fiel escudero
pudieron prestarle la ayuda necesaria, atrapados como se vieron, en el remolino que ahora los arrastraba hacia el
fondo y del que sólo pudo sacarlos el aguerrido capitán Ahab que agotado de
surcar los mares tras el monstruo por más de veinte mil leguas casi los
abandona a su suerte antes de romper la ola.
Nota: Segunda apuesta en REC. Que me salieron dos y mandé dos.