Pasó la primera luna llena y nada, la segunda y tampoco hubo
mancha. Dos faltas seguidas y la reina, pese a los fracasados intentos
anteriores, albergaba una nueva esperanza. Todos los cuidados eran pocos,
la alimentación supervisada minuciosamente, eruditos de todos los
confines del reino estudiando el comportamiento de las hormonas buscaban
la armonía entre todas ellas, cosa imprescindible para que el nuevo ser se
aferrara al lecho maternal y el vientre de su majestad no fuera, de nuevo, un
cascarón deshabitado.
Se le evitaron cuitas amargas que pudieran minar su ánimo y
pasados unos meses, el reino tenía un legítimo heredero con una media luna
dibujada en su mejilla. La fecundación por cánula del físico judío había sido
un éxito a los ojos del hombre, pero también un posible pecado a los ojos
de Dios.
La corona eliminó a todos los testigos, el esclavo donante
conocido por su vigor y hombría fue devuelto al calabozo incumpliéndose todas
las promesas, se le cortó la lengua y se le abrasó la cara con ácido para
borrarle la media luna de su cara, pero no se le tocó el sexo imaginando que
tuvieran que requerirlo de nuevo.
Nota: Participación en la web ENTC (Esta noche te cuento) Tema del mes : "...Bajo la Luna LLena"
Ilustrador: Juan Luis López