Seguía atrapado allí dentro, en un taxi con olor a desinfectante rancio. Mirando su cuello y concentrado en mi respiración a la que seguía mentalmente como si fuera un vehículo directo a las profundidades de mi cuerpo. La manejaba lenta hasta la garganta reseca y de vuelta por el nudo del estómago lanzaba todo el aire despacio asegurándome que no quedaba ni rastro de oxígeno.
Entonces dejé de hiperventilar y oculté el cuchillo en la mochila. En la
radio quinientas noches, azul, por una décima de segundo. No supe si le pagaba por
la carrera, por librarme del pecado o por la poesía.
Nota La ilustración es un dibujo titulado Sorpresa de Almudena del Mazo. Visita su blog Cada día un dibujo
Una apuesta `pasada a REC.