Luego cruzó el pasillo, bajo al sótano y mató al prisionero con la ventosa de un
dardo envenenado en praliné. Con la agilidad de un personaje de videojuegos,
cambió la cerbatana por la espada láser extensible y se dirigió al jardín,
donde rebanó el cuello a su primo. Fue un corte limpio untado en bizcocho
borracho que lo dejó tambaleándose y supurando mermelada de fresa.
Fuera de sí, cargo
contra su vecino, el guardián de la torre, al que cegó la mirada con una suerte
de trufas cromadas en dulce de leche y nata montada. Por fin, liberó a su
princesa que agradecida, lo besó con azúcar glas.
Nota: Segunda apuesta por REC en su semana 21. Frase obligada : Luego cruzó el pasillo, bajo al sótano y mató al