No me gustó que me llamara “sintagma
nominal”. Me lo soltó con ufanía atirantando el sonido fricativo característico
de su dialecto.
Que
fuera la frase principal no le daba derecho a insultarme.
“Eres un traidor”.
“Pero cariño, ha sido sólo un escarceo. No me
gustan las subordinadas. Siempre dóciles, dependientes y acompañadas a cada
instante por esas malditas partículas. La chismosa conjunción tuvo la culpa.”
Pero de nada sirvieron mis argumentos, su
raíz enrojecía de celos. Buscaba palabras justas a la altura de la ofensa, pero le faltaron
sufijos.
“Ojalá fuera frase de otra lengua. Eres un
simple sujeto, no eres nadie sin mí.”-me decía acercándose a mis vocales y lanzando por su mirada tildes
afiladas-“Yo te otorgo el don de la acción y del ser y en este mismo instante te convierto en
elíptico.”
Y ante la amenaza, me vi obligado a clavarle
un punto final en el verbo.
Nota: Mi apuesta mensual para la web Esta Noche te cuento. El tema era "La última cita" . Me atreví con este juego alocado.