-Jamás abandoné mi silla
giratoria con ruedas, la máquina de hacer agujeros regalo del Consejero
Delegado y fundador de la empresa, la grapadora americana regalo del
subsecretario, mis cuadernillos a cuadros con margen izquierdo o mi inseparable
juego de bolígrafos en tres colores: rojo, verde y azul.
Hasta aquel día-continuó.
-Y sí. Utilicé el
abrecartas con mango de espada y hoja de
acero templado y endurecido por precipitación para rajarlo. Para mi sólo era el
nuevo y la crisis también me había cercado.
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