-Con cuidado para que no se
les caigan los alfileres -dijo Charo, la modista,
mientras me ayudaba a quitarme el velo de rejilla, la chaqueta de tul y el
vestido modelo pérgola con escote corazón.
Sobre
la cama la diadema de perlas y zirconitas, el tocado, el ramo de flores y mi
madre llorando desconsolada.
El
vestidor incinerado, lo blanco negro, el olor insoportable, los invitados de
vuelta a casa, el cura consternado y la limusina invadida por los niños aún
asustados.
Al
pie de la escalera de la iglesia mi ex, con el alfiler del novio con
empuñadura de nácar entre sus piernas.
Las Montesinadas van construyendo Los Montesitodos... me encanta que estés de nuevo en esto que siempre estaba asociado a ti, escritura y Manuel Montesinos, un Montesitodo...
ResponderEliminarJajaja gracias fiera de la dramaturgia, rey de la síntesis y el diálogo jaja.
ResponderEliminarMuchos abrazosss!!!!
Ahí seguiremos poco a poco con los microcuentos