Era la primera vez que pasaba una noche entera sin dormir. Me disfracé de enfermera, de monja y hasta de maestra o secretaria con plumas y unas gafas enormes.
Algunas veces, él se acercaba y me ponía accesorios: un parche en el ojo, diademas con falsos brillantes, pelucas de muchos colores y zapatos con tacón de aguja-como los que usaban las grandes actrices- y faldas muy cortas de colegiala. Entonces, nada me extrañó, ni siquiera que el señor y yo jugáramos juntos en la misma cama y que al día siguiente entregara a mi padre un fajo de billetes.
Ilustración de Amparo Martínez Alonso.
Jo, qué bueno y qué fuerte... ese final, duele.
ResponderEliminarDa gusto leerte.
Un abrazo, Monte.
Tratas un tema muy duro, esos señoritos que hacen de su capa un sayo y abusan del mas inocente con el consentimiento de sus padres a cambio de un fajo de billetes. Triste muy triste, y en algunos casos real, muy real.
EliminarUn saludo Manuel.
Puri
Un experiencia que la marcará toda la vida. Un abrazo Dulcinea nos seguimos
EliminarGracias Rosy, ando muy sensible con esos temas. Un abrazo
ResponderEliminarInchs! Maestro, duele.
ResponderEliminarASí a mí también me hace daño pensarlo la verdad, pero la realidad está asustándonos aún más. abrazos maestro tú.
EliminarMuy bueno...y duro
ResponderEliminarGracias Cipriano es un placer tenerte por aquí. Un abrazo y gracias por la lectura y el comentario.
EliminarDe estas cosas que hay que hablar.
ResponderEliminarIsabel gracias por la visita, lectura y comentario. Claro que sí de estas y de todas las que nos duelen como sociedad.
EliminarAbrazos
Manuel, un texto agridulce por como está narrado, con todos esos disfraces que logran extraerte una sonrisa y por ese final que te la arrebata para torcer el gesto. En mi opinión, un efecto magistral.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues viniendo de ti D.Jarque me quedo to loco jejejeje. Un abrao te persigo.
EliminarGraciasss
A mi no me extraña que me haya impactado tu relato, porque consigues un rico recorrido entre sensaciones opuestas, entre sentimientos encontrados.
ResponderEliminarUn abrazoooo
Un frasco de canicas bien empleado :)
Gracias Petra eres ua máquina, un abrazo grande y gracias por tu ilustración, me encantó.
EliminarEse despertar de un vil juego, habiendo ya despertado de la infancia, me deja un amargor, que no amargura en el paladar de las sensaciones.
ResponderEliminarBuen texto, duro, eso sí, pero bien hilado. Un abrazo
Hola Albada, gracias por pasarte y decirme esas cosas y sí duro sí que es solo imaginarlo duele. pero es pero la realidad. Abrazos
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