Evita hacer agujeros por donde se colaría el aire veloz de la Gran Vía que empieza a dormitar.
Antes de cerrar los ojos, las mira y las memoriza arrugando la frente. Luego pega su cuerpo diminuto al de su padre para mantener el calor.
Esta noche nota un objeto frío entre los dos. Sin duda es una pistola, quizás sea el juguete que le han prometido y con el que mañana podrá gritar la frase aprendida. “Manos arriba, esto es un atraco”.
jope, en la Gran Vía una pistola
ResponderEliminarProtesto enérgicamente
Jajajaja, bueno es una calle muy de escenario de cualquier tipo de cosas. abrazos y gracias por el paseo.
EliminarHay veces que ni las mejores palabras pueden salvar a las personas.
ResponderEliminarUn abrazo, Manuel
Máquina ,como siempre gracias por tu fidelidad, ahí vamos paseando por la Gran Vías sin ver estas cosas.
EliminarInteresante relato. Mucho calado. Más allá de la buena resolución en el texto, plantea un interesante dilema moral.
ResponderEliminarGracias Miguel, no hace falta mucha imaginación para ver cosas parecidas o peores, muy cerca.Abrazos
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