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domingo, 30 de noviembre de 2014

No todos fueron valientes

Nunca se consideró digno de que alguien lo recordara, ni vivo, ni muerto. Se acostumbró desde niño a esconderse, a caminar pegado a las frías paredes de los orfanatos  de su infancia  para evitar humillaciones, a transformar su cuerpo en cobijo y retiro del mundo y de los que lo habitaban. Jamás se enfrentaba a nada y se convirtió en un experto de la huida que detectaba el peligro en la distancia del tiempo y del espacio.

Se esforzaba en pasar inadvertido,  corría entre la niebla si escuchaba gritos de alguien que pudiera estar en peligro entre los callejones del astillero. Cuando llegó el tiempo de las huelgas salvajes se hacía el herido y se arrinconaba entre las sombras trasatlánticas.

También quiso escapar de su propia vida y consiguió subir al gran barco. La pericia de su cobardía le valió para anticiparse a todos. Entró en el  camarote 115 se disfrazó y subió de los primeros a los botes salvavidas donde el marino gritaba “las mujeres y los niños primero”.

Cuando alejados del Titánic que se hundía por la popa, se quitó la peluca en un descuido,  las verdaderas mujeres, sin dudarlo, lo arrojaron a la oscuridad del mar.


Nota: Relato mensual Noviembre para la web ENTC (Esta noche te cuento).
Lema mensual: "...EN EL CAMAROTE 115 DEL TITANIC..."