Sólo cumplo órdenes, debo acabar la misión-me grita- elegí estar
dentro de la trinchera, quiero dejar de ser un hombre sin identidad, un lobo
solitario. Quiero convertirme en un mártir capaz de realizar gloriosos
episodios de activismo. ¡Suéltame!-. Y salpica de saliva el estrecho visor de
mi casco.
No podemos abortar, he seguido escrupulosamente el protocolo y
revisado las reglas tácticas una y otra vez: el suicida está inmovilizado,
tumbado en un espacio abierto donde, en caso de explosión, los daños serán
menores.
Estamos él y yo. Ahora, la mano me tiembla lo justo para mantener
el pulso, llegado este momento siempre pienso que preferiría no hacerlo.
“Azul”, e imagino la mar, la vida creciente y los ojos de mi
esposa.
“Rojo” y sólo veo sangre, fanatismo, el alma desactivada.
“Azul” y percibo en él, la mirada de la ballena, del traidor, la
muerte y la detonación.
“Rojo” y me asalta la pasión, el deseo, un amanecer y los zapatos
de baile de mi hija.
En mi hoja de servicios nunca tuvo lugar la duda ni el fracaso, en
gran parte de eso dependía mi vida.
“Azul” y ahora siento como mi cabeza apartada del cuerpo vuela y
vuela.
Nota:Mi apuesta este mes en el blog de micros de ENTC (Esta noche tecuento). El tema estaba basado en el relato de Herman Melville, "Bartleby
el escribiente" y su famosa frase: "Preferiría no hacerlo"