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domingo, 9 de abril de 2017

La intensa atracción de lo cotidiano

Sólo le quedaba un cigarrillo y se lo fumaría después de hacerle el amor por última vez. Dejaría ambas cosas al mismo tiempo, lo tenía decidido. Su adicción al tabaco la sustituiría por los parches de nicotina y el deporte. A ella por su nueva y joven amante con la que el sexo no era ni fatigoso, ni arrastrado, ni como el café con leche de todas las mañanas con dos terrones de azúcar.

El sonido de la llave abriendo la puerta, los gritos de los niños y el “hola cariño, ayúdame con las bolsas” lo sobresaltaron y sin pensarlo dos veces encendió el pitillo.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Rutinas

Vuelven a ser invisibles y no porque dejen de existir o se diluyan en otra dimensión,  sino porque  yo dejo de verlos. Con el tiempo, ocurre con todo en la vida, es inevitable, pierdo el interés y aparece la penumbra: primero fueron las muñecas, luego las intimas amigas y las discotecas, los primeros novios o las compañeras de trabajo y sus maridos. Con los años, también se eclipsó parte de la familia. Los hijos también se vuelven inexistentes,  y ayer mi marido dijo que ni lo miro. Yo solo distingo una silueta inmaterial y transparente sentada en el sillón de siempre.

sábado, 19 de julio de 2014

Falsas Apariencias

Había pasado tiempo desde el empujón que desencadenó todo. Ella metió la llave en la cerradura con miedo a encontrar algún objeto que hubiera cobrado vida, pero todo estaba inmóvil, frágil, como a punto de quebrarse. Él aún tenía llaves, podría haberlo encontrado, inesperadamente, en el salón,  sentado, con la cabeza entre las rodillas, llorando arrepentido por haberla tirado de la escalera y provocar la pérdida de un bebé no deseado.
Sólo los huecos de la estantería y el espacio vacío de la mesilla donde faltaban sus libros mostraban, paradójicamente,  signos de vida.
Él erraba de una pared a otra de la habitación del hotel donde se ocultaba desde aquella noche. Vivía enjaulado, se castigaba bebiendo, fumando y tomando pastillas a todas horas. Insistentemente, con la obstinación enfermiza que uno se ata a las cosas que le perjudican. Esperando tener el valor suficiente para terminar con su vida.


Los dos sabían que no había sido un accidente fruto de la acalorada discusión. Él había dado una patada a la escalera mientras ella subía.  En el suelo todavía, la foto de su boda atravesada por cristales y en el techo aún, el cable arrancado del que ella quiso colgarse.

Nota: Participación en la web ENTC (Esta noche te cuento) Tema del mes : "...En Aquel Hotel de carretera"