
Subir de nuevo a la habitación en la que el señor está encerrado y de donde sale el humo, es su encargo.
Grita agotada: “Dice la señora no quiere que se muera, era una exageración, perdónela”.
De nuevo, baja muy deprisa al sótano, con la nota que el señor ha pasado bajo la puerta: “Voy a seguir tus indicaciones al pie de la letra”.
Vuelve a subir con la respuesta de ella en otro pósit: “Si dejas de hacer el ganso te devolveré el móvil”.
Lee entrecortada, tose. Se queda quieta, le falta la respiración y decide dejar solos a los ancianos mientras el fuego se extiende por las escaleras.
Obra de :
Zilí Katova . katova.blogspot.com
Título: La Casa de la Escalera