Todos en la sala sabíamos que las pruebas del delito eran productos gourmet procedentes de
decomisos. Manjares selectos incautados en algún puesto aduanero. Exquisiteces encontradas en el doble fondo de un vehículo localizado por el fino olfato de un perro detector.
Artículos de lujo que alguien revendía a otro alguien, y éste al conocido de un amigo, y el amigo nos lo hacía llegar siguiendo un
plan perfecto de distribución con una arquitectura piramidal de referidos.
Sin pensar en las consecuencias que pudieran derivarse en el
futuro el Juez, salivando, permitió dada la hora, un receso para dar
testimonio de la calidad de aquellas delicatesen y convirtió el
sueño de todos los presentes en realidad permitiendo que diéramos buena cuenta de aquellas viandas guiados por el experto paladar del acusado y con el ánimo, como marca la ley, de que nada llegara al público fuera de su fecha de caducidad.
Nota: Apuesta por el certamen de abogados para el mes de febrero. Palabras obligadas: decomiso, plan, futuro, sueño y testimonio.