Kuba va despertando, es la hora de
levantarse, hay que salir pronto para recolectar el Taku del que sacará la
semilla que mezclada con la fruta machacada y fermentada dará el vino. Después
decidirá los grupos de siembra y organizará el trabajo de su marido Elbo que
hoy debe poner trampas alrededor del huerto para atrapar serpientes.
A kuba le gusta Elbo, su fuerza física,
su piel, su sexo. A Elbo le gusta Kuba su inteligencia, su valentía, sus pezones. Es un hombre satisfecho que
trabaja siempre para ayudarla. Kuba sabe que debe protegerlo como a sus hijos, es
lo natural en estas islas.
La marea está alta y Elbo juega en la
playa a peleas adolescentes, a la caída de la tarde, cuando cesa la
lluvia de estrellas, va a pescar. Tomarán vino y pescado en la cena y harán el
amor una vez más.
Elbo es un hombre feliz en esta isla,
con su choza de barro rojo. Mañana es un día importante, al despertar, acompañará a su hijo mayor a buscar paja para
hacer la cama donde desvirgará a la
mujer para la que trabajará el resto de su vida.
Ilustración: Emma Jimeno