domingo, 25 de noviembre de 2012
Más vale prevenir
domingo, 21 de octubre de 2012
Transformer
De la rutina insípida de su oficina a la frenética excitación de la
pista de baile sólo pasaban un par de horas. El tiempo suficiente para subirse
en aquellas plataformas de inverosímil equilibrio, ajustar su cuerpo en un universo de lentejuelas y elegir
el color de la peluca que siempre combinaba con la estación del año.
Llamativa y exuberante,
segura de sí misma, comenzó su actuación, como cada viernes, al ritmo de temas
clásicos de música disco que intercalaba con monólogos impregnados de humor y
crítica social envueltos en su voz bronca y bizarra.
Aquella noche por fin,
su familia entendió qué era para Papá el pluriempleo.
Pasaré por tu cadáver
De la rutina insípida de su oficina no quiso salir nunca. De hecho, él
mismo lo confesaría años atrás, ante un jurado popular.
-Jamás abandoné mi silla
giratoria con ruedas, la máquina de hacer agujeros regalo del Consejero
Delegado y fundador de la empresa, la grapadora americana regalo del
subsecretario, mis cuadernillos a cuadros con margen izquierdo o mi inseparable
juego de bolígrafos en tres colores: rojo, verde y azul.
Hasta aquel día-continuó.
-Y sí. Utilicé el
abrecartas con mango de espada y hoja de
acero templado y endurecido por precipitación para rajarlo. Para mi sólo era el
nuevo y la crisis también me había cercado.
Paella Letal

Con esa exactitud tan característica de la
ciencia elegí meticulosamente
los ingredientes.
No consulté manual
alguno ni busqué por Internet aquellos que podían ser mortales con sólo
inhalarlos.
Puse agua a hervir y al
mismo tiempo, a fuego lento, maquiné un sofrito rabiosamente picante que ocultaría el
verdadero sabor de la muerte bajo la capa de guindillas, vertí una lluvia de
granos de arroz sobre el puf puf humeante, aparté el caldo con colorante y lo
añadí lentamente, coloqué la paellera en el centro del fuego para que el calor
se repartiera de manera equilibrada.
Veinte minutos y todos
tendrían en sus labios el sabor acre de la muerte.
Indultado
Con esa exactitud tan característica de la
ciencia fui creado. Mis padres
aportaron su genética y el resto germinó entre calibradas pruebas de ingeniería
molecular para conseguir la bravura perfecta y la dignidad de la muerte.
Y ahí estábamos los
dos, frente a frente, él plantado en la puerta de chiqueros con la intención,
seguramente, de lanzarme una larga cambiada, dispuesto a todo para conseguir la
salida triunfal por la puerta grande.
Yo, por mi parte, preparado para arrancar en cuanto él me citara, sin dejarme amedrentar por el ambiente, listo para embestir, tensando las patas y pisando fuerte sobre la arena sin dejar de mantenerle la mirada.
Yo, por mi parte, preparado para arrancar en cuanto él me citara, sin dejarme amedrentar por el ambiente, listo para embestir, tensando las patas y pisando fuerte sobre la arena sin dejar de mantenerle la mirada.
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